Las Primarias

LA REPRESENTACIÓN DEMOCRÁTICA EN LA POLÍTICA, MODELOS Y PROBLEMAS

Germán Alonso, Galo Gutiérrez; Javier Ledesma; Alfredo Liébana; Mariano del Mazo; Luís Mosteiro; Joaquín Vida; entre otros militantes de varias federaciones suscriben el presente escrito.


Cuando se indica que lo moderno es una determinada representación en forma de democracia directa sin intermediarios, no se tiene en cuenta que esta vía es imposible a largo término y que además sólo pretende desarmar a unas organizaciones políticas que tienen sus vicios, sin duda, y no pocos, pero también sus virtudes. La complejidad de la vida actual hace inviable que las personas tengan un criterio sobre todos los asuntos que les afectan y que los puedan resolver de forma individual, pues en muchos casos es preciso consultar y establecer criterios generales, y por lo tanto, delegar en un cierto grado. El cuánto y el cómo es el objeto de la discusión.


¿En la representación política es posible establecer formas que no se limiten a la simple votación cada cuatro años? Por supuesto, y la participación en un partido político es una de ellas. De ahí que no podamos reducir el debate interno a la mera disyuntiva de “primarias sí o no”, ya que antes debemos definir para qué ámbito queremos las primarias.


Para elegir al candidato a un proceso electoral pueden ser adecuadas y favorecedoras del conocimiento público, de forma que se compruebe si el candidato propuesto por un partido cuenta con un respaldo ciudadano significativo entre sus apoyos. Esta podría ser la justificación de que estas elecciones primarias (con el voto directo de todos los militantes) se pudieran extender a votantes no afiliados que mostrasen su interés en participar en este proceso previa inscripción dentro de unos plazos determinados.


¿Dónde comienza la confusión? Cuando se habla de primarias para elegir a un candidato a la Secretaría General de un partido político, al que se le daría carta blanca para elegir a su ejecutiva y desarrollar su propia línea política, al que seguiría luego un espectáculo colectivo para su aclamación. La derecha, y ni siquiera toda ella, ha suspirado siempre por tener “un jefe”, alguien que les mande, pero la izquierda necesitaría un liderazgo compartido, sensible, no sólo a sus intereses, un liderazgo que cuide los tiempos y los modos para pedir opinión y conformarla, un liderazgo, en suma, capaz de asumir y representar las decisiones tomadas de forma colectiva.


La creación de opinión es una de las claves de la participación política, lo que explica la fuerza de la derecha mediática y el interés de los poderes económicos en su financiación. Es necesario contrarrestar ese poder con otros grupos generadores de opinión. Las estructuras de los partidos tienen que establecer los mecanismos necesarios para debatir antes de tomar decisiones y emprender la acción política. Sin una orientación para la acción no tiene sentido una organización. Aquí está la clave de la delegación, no toda la información está disponible en todos los ámbitos. En ámbitos de representación en órganos de control deben hacerse procesos de elección directa y personalizada siempre que el colectivo que elija permita conocer suficientemente a los candidatos. A veces la formación de listas completas, cerradas y bloqueadas condiciona y favorece excesivamente al poder interno establecido, que ya de por sí parte con enormes ventajas. Es necesario aplicar diferentes sistemas según el ámbito y la función. Las tentaciones de cualquier poder a perpetuarse y a dificultar su eventual sustitución son naturales, pero las organizaciones tienen que establecer mecanismos para facilitar la renovación permanente de la democracia.


Madrid 19 de Enero 2012