jueves, 26 de enero de 2012

La desafección electoral

El presente texto está suscrito por Germán Alonso, Galo Gutiérrez, Javier Ledesma, Alfredo Liébana, Mariano del Mazo, Luís Mosteiro y Joaquín Vida.

Una de las causas del retroceso electoral del PSOE es sin duda la desafección de parte de sus votantes habituales. Algunos de ellos se han quedado en casa, desilusionados por las decisiones que tomó el gobierno socialista a partir de mayo de 2010, decisiones aprovechadas por la derecha mediática para sembrar opiniones de descalificación general de los socialistas. Ha habido quienes se han sentido más cómodos votando otras alternativas progresistas, singularmente a Izquierda Unida (la izquierda más tradicional), y a Equo (los ecologistas), poniendo a los dirigentes de estos grupos ante la tentación de no dar ni agua a los socialistas, los grandes traidores. Una parte del voto de la cohesión y la solidaridad territorial frente a los nacionalismos, antes integrado en el PSOE, ha ido a parar a UPyD, un partido que recoge las contradicciones de un sistema autonómico que deriva cada vez más en un desarrollo con escasa coherencia y viabilidad. Y, finalmente, otra parte significativa de la fuga de votos, ha estado influida por ‘los indignados’, que se han sentido además fuertes y comprendidos en una suerte de asamblearismo utópico. Su grito “no nos representan” debe hacer reflexionar a la izquierda seria. Seamos sinceros, en definitiva, muchos trabajadores y no pocas personas vulnerables por la crisis no han visto en nosotros razones para votarnos. De todos estos hechos se deduce que hay un amplio espacio electoral de izquierdas que a fecha de hoy no es abarcado por el PSOE.

Pero las causas de la desafección también hay que buscarlas en la actuación del partido: Por un lado, la soberbia por ser la única alternativa posible a la derecha, que hace que el PSOE haya perdido su tradicional capacidad de acordar y articular mayorías de progreso en algunos municipios, y que haya menospreciado a los indignados, considerándolos un fenómeno temporal, casi circense. Por otro, la incapacidad de imponer una salida progresista a la crisis, y asumir como única solución posible plegarse al mandato de los mercados (obligados por nuestros socios europeos, actualmente, abrumadoramente representantes de la derecha), dice muy poco de la formación de sus dirigentes, casi todos imbuidos por la única doctrina económica vigente tras la caída del muro de Berlin (la del “Samuelson”) “aprehendida” en las universidades, y que hoy es la única inspiración de los jóvenes socialistas del aparato del PSOE. Este conformismo obedece a dos motivos: haber renunciado a la creación de una economía socialista (tras la debacle de las incipientes y truncadas iniciativas sindicales de los ochenta), y haber renunciado, desde hace décadas, a la formación de los jóvenes militantes. Hace unas décadas, al entrar en el Partido, los nuevos afiliados recibían unas nociones teóricas e indicaciones de por dónde continuar formándose. Los maestros de los setenta, como Luis Gómez Llorente, entre otros, que formaron a muchos militantes, imprescindibles para la continuidad evolutiva de la idea socialista, no han sido sustituidos por otros con el devenir de los años. Simplemente, se ha prescindido de la formación de los responsables a cambio de la cercanía de los nuevos ejecutivos del partido a las generaciones más jóvenes y a sus experiencias tecnológicas y vitales cotidianas, evitando el “pernicioso” debate interno que provocaría la necesaria formación y cohesión de todos en un proyecto común sin saltos ni trompicones.
Por tanto, nos atrevemos a proponer para el actual debate algunas líneas clave:

1) Humildad, respeto y atención a la izquierda no encuadrada en el PSOE.
2) Recuperación de la tradición histórica en la construcción de una sociedad socialista por la vía democrática, especialmente en cuanto a la economía, ¿qué ha sido de la “autogestión”, del cooperativismo, o de la participación de los trabajadores en la gestión de la empresa?
3) Retomar la convicción de la necesidad de la formación de los nuevos militantes, haciendo hincapié en la historia del movimiento de los trabajadores y el debate sobre la construcción del futuro socialista que en nuestro caso está indisolublemente ligado al compromiso europeo, pero que no se agota en él.


Madrid 26 de Enero 2010

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