Invención del enemigo
Para
mantener la movilización y adhesión popular, el populismo, si no tiene un
enemigo a la vista lo inventa. El enemigo más productivo es siempre uno
exterior; el Imperio del Norte para el Presidente Chávez. Pero cuando el
enemigo exterior no es directa y claramente perceptible en el propio territorio
por las masas, se señala el anti pueblo, la oligarquía entreguista, la anti
patria, la quinta columna, aliados naturales del enemigo exterior.
La
confrontación con dichos enemigos se instrumenta para lograr el máximo de apoyo
popular, agitando generalmente banderas de emancipación nacional.
En
nuestro país convivimos con ese tipo de formulaciones tan caras a las
organizaciones políticas de los llamados nacionalismos periféricos, que
identifican al enemigo con el Estado Español, España e, incluso, Madrid
representación sintética del mal. Aquí residirían las trabas para el ejercicio
pleno de su soberanía nacional y, en consecuencia, la acción política debe
orientarse tras la consecución de dicho objetivo.
Así
las cosas, los socialistas españoles podríamos sentirnos a resguardo de esta
cualidad tan propia del populismo. Las ideas que se anidan en el Catalanismo
Político, en mi opinión, no se basan en apelaciones a sentimientos identitarios
y pueden resumirse en la formulación de una estructura federal del Estado de la
que, con más o menos diferencias, participamos los socialistas de toda España.
Estamos
en un proceso de discusión y construcción colectiva que permita al socialismo
elaborar un discurso común, con el que pueda sentirse identificado el conjunto
de los sectores populares y progresistas de la sociedad española. Al mismo
tiempo debemos encontrar las claves para la transformación del Partido en una herramienta
más democrática, eficaz, a la altura de los tiempos y con la necesaria
coherencia organizativa y propositiva.
Sabemos,
por experiencias pasadas, cómo se han elaborado discursos victimistas, anti
aparato federal, Ferraz el origen de todos los males o copartícipe de estos con
el Gobierno Socialista de turno y la consiguiente propuesta de mayor autonomía.
La identificación del enemigo, instrumentado para la lucha de poder interna,
fuera del propio ámbito territorial pero dentro del Partido.
Los
variados procesos congresuales o elecciones primarias han proporcionado
suficientes ejemplos; incluso se ha podido asistir a cambios ideológicos
sorpresivos y sorprendentes.
Lo
peor que pudiese pasar, en estos años de grandes dificultades para la acción
política de los socialistas, es que no seamos capaces de erradicar este tipo de
tentaciones. La ciudadanía no estará dispuesta a comprender esa disparidad de
discursos y discordias difícilmente explicables.
No
hay vacunas, la solución sigue estando en manos de los militantes.
Epílogo
Como
creo imprescindible un análisis en profundidad de lo que le pasa a nuestro
Partido en España y, por supuesto, en Madrid que es donde yo milito, celebro
todas las iniciativas que fomenten el intercambio de opiniones.
Soy
de aquellos que siguen considerando que los trabajadores, las clases medias y
ciudadanos progresistas necesitan contar con organizaciones políticas que
vertebren sus intereses e inquietudes para convertirlas en fuerza
transformadora de la sociedad. Por ello todo lo que se haga en favor de un
Partido Socialista moderno, eficaz, más democrático y consciente de su
responsabilidad histórica, bienvenido sea.
Madrid,
3 de Abril de 2012
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