martes, 22 de mayo de 2012

Elogio al Pensamiento Negativo


Un nuevo artículo de nuestro colaborador David H. Corrochano:

Les propongo un juego. Péguenle un bofetón a la próxima persona que les diga que la crisis es una oportunidad. También a quienes, si están en el paro, les inviten a adoptar una visión positiva y pensar sobre que han hecho mal, a los que les critiquen por sopesar las cosas y no actuar por actuar instintivamente, por supuesto, dénsela a los que les tildan de negativos por no estar de acuerdo con el grupo o simplemente por quejarse ante lo que consideran digno de queja. Ahora bien, si juegan tengan cuidado porque pueden quedarse con la mano dolorida.

Los procesos de imposición ideológica no solo consisten en establecer una hegemonía sobre cómo actuar en economía, marcar qué es lo políticamente correcto o delimitar los criterios del debate social, sino que van acompañados de cosmovisiones sobre cómo debemos actuar en el día a día. El neoliberalismo cursa en paralelo al triunfo de un nuevo calvinismo llamado Pensamiento Positivo, cuya premisa es que nuestro estado de ánimo y el modo en qué nos pensemos y pensemos el mundo determinará nuestro éxito o fracaso en la vida, por cierto, ambos cifrados en términos de acumulación de cosas (incluidos amigos y amores).

Si les apetece sonreír y triunfar por toda la eternidad solo deben comprarse un panfleto de autoayuda, colgarse a un coach, creer en la magia de la crueldad, la infinitud del mercado y asistir a los Congresos de la Felicidad que organiza la Coca Cola (no es broma). Se trata de asumir una Cultura de Vips capaz de conectar en Secreto las almas con la materialidad, que obliga a practicar con disciplina las estupideces de la Nueva Era tales como repetirse todas las mañanas “yo lo valgo” y alejarse de aquellos seres antes queridos pero que nos producían “mal rollito”. Pero sobretodo, es un mecanismo mental para que el Yo de Ortega y Gasset se adapte a las Circunstancias en un supuesto beneficio propio y nunca, nunca, se las cuestione, trate de transformarlas y piense que entre el Yo y las Circunstancias está lo Colectivo. Qué la fuerza nos acompañe, diría el Maestro Yoda.

No es que recomiende adoptar un pesimismo estructural (allá cada cual), ni que niegue la transcendencia porque la muerte siempre ha estado ahí (qué mal rollito), tan solo pretendo recuperar cierto sentido común cartesiano por el que la esperanza en un futuro mejor se sostiene en la duda, la crítica y los proyectos colectivos. Esto es, en un elogio al Pensamiento Negativo para salir de una crisis en la que nos han metido los adalides del individuo atomizado y acumulador, del todo futuro feliz es posible más allá de los tristes hechos. Termino citando el último y muy recomendable libro de Barbara Ehrenreich, Sonríe o muere:

“Nos enfrentamos a problemas reales, y solo podremos afrontarlos si pensamos menos en nosotros mismos y nos ponemos manos a la obra en el mundo real. Habrá que construir diques, llevar comida a los hambrientos, encontrar remedios y dotar adecuadamente al personal de primeros auxilios. Quizá no todo salga bien a la primera, pero –si me permite terminar confesando mi secreto personal de la felicidad- podemos pasarlo muy bien mientras lo intentamos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario