martes, 22 de mayo de 2012

Estigmas


Un nuevo artículo de David H. Corrochano

Desde la caverna se estigmatiza al 15-M bajo tres argumentos: el infantilismo, el incivismo y la delincuencia. El primero es el aparentemente más inocuo porque lo piensa como un mal de juventud justificado por las circunstancias, inocencia pueril o senil como la de los yayoflautas. El segundo se centra en las molestias ocasionadas por actividades públicas que coartan la libre circulación y afectan al comercio, estética radical como la de los perroflautas. Por último está la apelación al orden público alterado por los que practican la protesta incontrolada, como la de los terroristas. Pese a lo aparentemente ridículos estos estigmas deben preocupar no solo al 15-M sino a quien valore la rebeldía, la libre manifestación y la resistencia civil no violenta.

Desde el 15-M se estigmatiza a los políticos con tres saberes comunes: el alejamiento, la ineficacia y la corrupción. El primero manifiesta la ausencia de empatía y conexión entre la ciudadanía y sus representantes, es hora de que los partidos se impliquen más en programas de participación. El segundo se basa en la reacción ante las medidas frente a la crisis, plantea sopesar los límites de acción de los gobiernos, empujar para que se amplíen y generen nuevas alternativas de reforma económica. Por último está la explotación del discurso de desprestigio más manido hacia la clase política, por el que se deben impulsar cambios hacia la mayor transparencia y el buen gobierno. Pese a lo apropiado de estas críticas los posicionamientos derivan en el todos son iguales. Preocupante.

Dado este reparto de estigmas desde los partidos de izquierda se defiende al 15-M de los ataques de la derecha, no porque se hagan al 15-M sino porque son ataques a la democracia. A cambio estos partidos reciben del 15-M críticas, bienvenidas, pero también palos, algunos palos injustos e injustificados. Con un poco de mala suerte y más malestar social los estigmas de unos y otros socavarán aun más si cabe nuestro, cierto es, perfectible régimen democrático. Pero no está de más recordarlo es el que tenemos y, salvo notorias y breves excepciones, que hemos tenido.

Solicito a los partidos de la izquierda que aprovechen el 15-M no para apropiarse de eslóganes sino para retraducir el sentir social al ámbito institucional lo que exige valor, cambios y no copia-pegas de discurso. Del mismo modo, pido al 15-M que reflexione sobre la justeza y los efectos de determinados eslóganes que al calor de una asamblea pueden generar alharacas y consensos, pero que al momento de valorar comportamientos, regular nuestra vida cívica y construir el sistema de partidos, representación y gobiernos son contraproducentes en los términos que ellos mismos defienden. Con cierto orgullo Kike Castelló (Democracia Real Ya) y Pablo Gallego declaraban en La Noche en 24 Horas (RTVE) del 15-M pasado, que gracias al movimiento se ha limitado el bipartidismo propiciando el 20-N que hemos tenido (mayoría absoluta del PP) y la fragmentación del voto de la izquierda (caída del PSOE). Pues gracias, majos (estoy siendo irónico porque no quiero lanzar más estigmas, sobran).    

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