Francisco S. López Romito Miembro del Comité Regional del PSM-PSOE
Es conocido el esfuerzo del Secretario General de
los socialistas madrileños por mostrar, dentro y fuera del Partido, sus
propuestas de “claro contenido de izquierda”.
Es evidente su legitima aspiración a ganar crédito
en la opinión pública, afirmar una imagen de dirigente nacional en el PSOE y
recabar apoyos entre los sindicatos. Sus seguidores afirman que Tomás Gómez ha
logrado colocar al PSM en la avanzadilla del socialismo español en eso de
formular una política de oposición “dura y de izquierdas”.
Sus últimas propuestas políticas significativas pueden
resumirse en dos: “Convocar un referéndum para que la ciudadanía exprese su
adhesión o rechazo al rescate europeo” y “Blindar en la Constitución Española (C.E.)
el modelo de pensiones”. La primera propuesta no parece haber suscitado un
mínimo interés a nivel federal, mientras
ambas fueron recibidas con acalorados aplausos de una buena parte del Comité
Regional del PSM.
Dado lo escueto de la fundamentación por parte del
Secretario General madrileño, así como de aquellos que las respaldaron tan
entusiastamente, conviene hacer algunas consideraciones para poder emitir una
opinión.
Entiendo que la construcción de una política de
oposición – que es nuestro caso - y después de haber gobernado y ser
desalojados del poder político por el voto popular, debe atender a algunas premisas: mantener una
línea de coherencia con la experiencia del pasado, lo cuál no excluye el
reconocimiento de errores cometidos; mostrar a la ciudadanía que seguimos siendo un partido de gobierno y, como
tal, priorizamos la búsqueda de acuerdos en las cuestiones fundamentales seamos
gobierno u oposición; rechazar por todos los medios de la legalidad democrática
aquellas políticas y medidas que vayan en desmedro de los intereses de las
grandes mayorías o que supongan un retroceso en la construcción de lo que
identificamos como el Estado de Bienestar o en el avance en la construcción de
la España plural; por último, ofrecer propuestas que sean percibidas como
necesarias, razonables y realizables por la mayoría de la ciudadanía.
No se trata, por tanto, de encontrar frases felices
o impactantes que den pie a titulares en los medios o alagar a ciertos
auditorios, sino de ir armando un discurso coherente y convincente, que condiga
con la imagen proyectada en la práctica diaria por la organización partidaria,
sus dirigentes y sus representantes públicos.
Referéndum sobre el rescate europeo
Esta es la
propuesta del Secretario General del PSM-PSOE de mayor contenido político.
Según sus palabras se trata de recoger el reclamo de los miles y miles de
españoles que se movilizan contra las medidas de ajuste llevadas a cabo por el
Gobierno del PP y haciéndose cargo de la insoportable carga que suponen sobre las
economías de millones de familias españolas.
El argumento de
base residiría en que el Partido Popular no llevó dichas medidas en su programa
electoral lo que configuraría un fraude político; por eso el reclamo de preguntar a los
ciudadanos si están de acuerdo o no con las mismas.
En una primera
lectura parece razonable que si los convocantes de la multitudinaria
manifestación del 15 de Septiembre en Madrid llevaban ese lema, un Partido como
el Socialista recoja la propuesta y la impulse para canalizarla de forma
efectiva dentro del sistema político.
Nuestro sistema
político ofrece instrumentos y vías para ello.
El ejercicio de las
libertades de expresión y de manifestación y el derecho de huelga que amplios
sectores de la ciudadanía vienen ejerciendo con las organizaciones sindicales y
ciudadanas y partidos como el Socialista, para demostrar el amplio rechazo a
las políticas refrendadas por la mayoría de las derechas en el Parlamento.
Además de la
cotidiana oposición por parte del Partido en el Parlamento, podría plantearse
una moción de censura al actual gobierno (Art. 113 C.E.) o, también, el
ejercicio de la iniciativa legislativa popular (Art. 97.3 C.E.), pero el
Secretario General del PSM no parece haber valorado estas posibilidades.
Queda pues el Referéndum
que, dada la norma constitucional (Art. 92) y la actual relación de fuerzas en
el Parlamento español, es impracticable.
Permítaseme una
rápida reflexión al respecto; es inobjetable que los ciudadanos y las variadas
organizaciones sociales, ante situaciones de enormes dificultades y enfrentadas
a medidas extremadamente dolorosas, traten de recuperar la capacidad de
decisión originaria del sistema democrático, de ahí la propuesta de referéndum
por los convocantes del 15S. Pero los partidos políticos, en democracia, deben
intentar recoger las inquietudes y reclamos de las gentes para canalizarlos a
través de los mecanismos establecidos que no son otros que los de nuestra
democracia representativa parlamentaria.
Hacer propias
cuantas propuestas surjan de manifestaciones multitudinarias o no tanto, puede
conducir al seguidismo o al mero oportunismo político.
Y sobre todo, cómo
diferenciar entre unas propuestas de referéndum u otras, ¿por el número de
manifestantes?
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