jueves, 21 de junio de 2012

Jugar con fuego


Reproducimos un artículo que da la idea de la locura en la que estamos donde se confunde todo.

¿Cómo se puede pedir 36 años de cárcel a una sindicalista por quemar simbólicamente una bolsa de papel?
Jugar con fuego
Ahora que va acercándose el solsticio de verano, fecha en la que por estos lares del Mediterráneo celebramos la verbena de San Juan con fuego y pólvora, cabe reflexionar sobre las consecuencias de jugar con fuego.
Durante la última huelga general, los piquetes informativos de tendencia anarcosindicalista se concentraron en el centro de Barcelona para iniciar una marcha por el Paseo de Gracia, que precedió a las manifestaciones que tuvieron lugar en la tarde del 29 de marzo.
El recorrido de esta marcha les llevó ante el edificio de la Bolsa de Barcelona, fuertemente custodiado por los Mossos d’Esquadra. Ante el edificio, y a modo de protesta simbólica contra la economía financiera especulativa, miembros de la Confederación General del Trabajo prendieron fuego a unas bolsas o cajas que contenían billetes simulados. Sin entrar en ninguna otra valoración, de los propios hechos se deduce que no trataban de prender fuego al edificio de la Bolsa, ni levantar una barricada de fuego, y que no hubo ningún daño de consideración atribuible a tal acción simbólica. De hecho, en ningún momento la fuerza policial presente hizo ademán de intervenir en esta acción iconoclasta.
Sin embargo, al cabo de unos días una persona fue detenida en relación con estos hechos. Se trata de Laura Gómez, secretaria de organización de la CGT en Barcelona, que pasó 23 días en prisión preventiva, hasta su puesta en libertad, bajo fianza de seis mil euros, el  pasado 30 de mayo.
La Fiscalía pide 36 años de cárcel para Laura por los delitos de desórdenes públicos, incendio, coacciones, y un delito contra el ejercicio de derechos fundamentales y libertades públicas.
¿Estas son las consecuencias de jugar con fuego? ¿Que pasaría si, en ocasión de la verbena, unos vecinos entusiastas encendieran en mi barrio una hoguera sin el correspondiente permiso municipal? Sin duda acudirían diligentemente los bomberos para apagar el fuego, y se personaría la policía local para extender la correspondiente denuncia, que muy probablemente terminaría dando lugar a la oportuna sanción administrativa.
¿Qué diferencia al ejemplo anterior de lo que ocurrió el día 29 de marzo, dejando a un lado que una hoguera de San Juan descontrolada puede ser bastante más peligrosa que unos billetes falsos ardiendo? Únicamente la intención inherente al gesto. Pero si permitimos que se persiga con especial saña la intención de denuncia pública que contiene el gesto, ¿no estamos reintroduciendo la odiosa figura del delito político? Ciertamente lo parece, y también me parece que no debería tolerarse bajo ningún concepto.
Eso, eso sí, sería jugar con fuego.
Ferran Pedret i Santos es el Secretario de Movimientos Sociales del PSC

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