miércoles, 14 de marzo de 2012

Una opinión sobre la reforma laboral y la huelga

Reproducimos un artículo de David H. Corrochano (Chamberí) publicado en Diario Progresista

Del Pacto Popular aplicado a la huelga
El Artículo Primero de la Constitución señala: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Gracias a las declaraciones de la Ministra de Trabajo, huy, perdón, de Empleo, nos vamos aclarando que para el PP debería cambiarse la redacción para decir algo así: “España se constituye en un Estado mercantil de Derechas, que propugna como valores superiores la propiedad, la competencia sin oportunidades, el beneficio privado, el mantenimiento de statu quo y el sálvese quien pueda”.
Lugar: Jornada sobre la reforma laboral organizada por Adecco y la Asociación para el Progreso de la Dirección. Declaraciones de Fátima Báñez: “en la economía y en la vida (sobre el aunque metafórico esclarecedor inicio no haré comentarios porque sobran), la paz social es muy importante, pero no puede desviar la atención principal de un gobierno responsable, que es gobernar para la mayoría”. Traducción facilona al gusto de la Ministra: el ejecutivo no cede al chantaje sindical violento e irresponsable porque su obligación es velar por la buena marcha económica que nos beneficia a todos. Traducción algo más complejilla pero creo que más realista sobre lo que tenemos encima: me paso el pacto político y económico-social por el arco del triunfo de los mercados.
Primero, la paz social no es tan importante. Ni al mismísimo Manuel Fraga cuando le tocó preparar la celebración de la Pax Franquista como ministro de información se le ocurriría decir tal barbaridad contraria a la naturaleza del Pacto hobbesiano o absolutista. Casi que prefiero que recuperen aquello de que la calle es mía, es decir, a Manuel Fraga en su versión como ministro de gobernación.
Segundo, las huelgas son actos violentos. En cierto modo sí porque se trata de una cesión temporal a los trabajadores de la violencia que simbólicamente monopoliza el Estado. En la práctica no, porque como se reconoce en el Pacto liberal clásico o lockiano se trata de un acto inserto en la naturaleza del régimen. Por legal, inclusivo y democrático hoy el movimiento obrero es tolerable aunque, claro, en tiempos oligárquicos no lo sería.
Tercero, velamos por las mayorías. Electoralmente es correcto, las urnas hablaron. Pero el Pacto social liberal o rawlsiano se basa en la protección de las minorías, porque las expectativas de los mejor situados en la estructura social no deben perjudicar a los más desfavorecidos o minorías, no por su número sino por su condición subordinada.
La paz social no es lo más importante, es la economía. Los sindicatos son ilegítimos, pues atentan contra la economía. El reclamo de las minorías sindicadas y las mayorías que los votan en las elecciones sindicales son prescindibles, la mayoría ciudadana avala a través del Parlamento la dictadura del mercado. Parece que se han llegado a creer en serio la barbaridad esa de que el mercado es infinito. ¡Para infinito Dios, que hasta cualquier atisbo de Pacto moral os lo estáis cargando!
Epílogo. El abuso por parte de la autoridad policial a los manifestantes. Las presiones patronales y mediáticas para desincentivar la participación en una huelga. La imposición de la mayoría parlamentaria sin escuchar (que no es oír) a los representantes sindicales. Esto, señora Ministra, es rompimiento del Pacto, ergo violencia y ruptura del principio irrenunciable de la paz social que, no se preocupe, gracias a los sindicatos se mantendrá en la espero que sea una jornada de parón (que no de paro) exitosa.  

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